jueves, marzo 30

Te oigo, pero no te escucho

Es un hecho que el lenguaje está siempre en constante evolución y somos los hablantes quienes generamos ese cambio, pero a veces abusamos y nos pasamos de la raya, lo manejamos y manoseamos a nuestro antojo, y resultan usos como el de tráfico, cuando debería decirse tránsito, que si bien en origen no eran lo mismo, hoy se usa tráfico en lugar de tránsito en todos los contextos. Y quienes decimos tránsito recibimos miradas reprobadoras y nos tachan "de hacerle a la ultracorrección".

En fin, este blog tiene la finalidad de hablar sobre el lenguaje y sus cambios, y en esta ocasión trataremos la diferencia entre escuchar y oír. No es lo mismo escuchar que oír, aunque en la actualidad se usen indistintamente y escuchar esté a punto de reemplazar al verbo oír.

Escuchar (del latín ascultare) se refiere a prestar atención a lo que se oye, estar atento a lo que se dice, aplicar el oído; mientras que oír (del latín audire) significa percibir con el oído los sonidos, darse por enterado.

Escuchar es una acción que va mucho más allá de sólo captar con el sentido, de ahí que la frase "Te oígo, pero no te escucho" sea atinada, pues queremos dar a entender "Sí, habla todo lo que quieras, de todas formas no te estoy haciendo caso".


1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Cuál, exactamente, vendría a ser la diferencia entre "tráfico" y "tránsito"?